Hay lugares que guardan secretos y leyendas, capaces de captar la atención y la intriga a primera vista.
Uno de estos lugares llenos de encanto y misterio se encuentra en Borgo a Mozzano, en la provincia de Lucca, en el límite con la Garfagnana: aquí las dos orillas del río Serchio están conectadas por un puente con una forma particularmente inusual, tanto que se llama “Puente del Diablo”
Su nombre oficial, el Ponte della Maddalena, es en realidad una obra maestra de la ingeniería medieval, una construcción tan atrevida que parece desafiar las leyes de la gravedad.
La estructura se caracteriza por un gran arco de media punta tan alto y ancho que no parece “hecho por mano humana” y, flanqueado por otros tres arcos más pequeños.
Mandado construir por la condesa Matilda di Canossa entre los siglos XI y XII, el puente fue reconstruido durante el dominio de Castruccio Castracani, señor de Lucca a principios del siglo XIV.
El aspecto actual de la construcción es el resultado de los cambios del siglo XIX, impuestos por los daños sufridos por la estructura durante la inundación del Serchio en 1836 y, del siglo XX con la apertura de un nuevo arco en la parte terminal a raíz de la construcción del ferrocarril.
Pero ¿de dónde viene el nombre, tan exigente y al mismo tiempo no poco inquietante?
El origen se encuentra en algunas leyendas que durante siglos se han ido transmitido en Lucca y sus alrededores. La historia más alusiva y quizás más famosa nos remonta a más de 1000 años, cuando el puente aún estaba en construcción y cuenta la preocupación del director de obra Mastro Incerti por el retraso acumulado en las obras debido a las continuas crecidas del río.
Preso de la desesperación, el hombre profiere sacrilegios que incluso evocan a Satanás; el diablo no pierde la oportunidad de tentar al maestro prometiéndole completar la obra en una sola noche a cambio de la primera alma en cruzar el puente.
Pero una vez terminada la construcción, desesperado por la inminencia del pago de la prenda, Mastro Incerti, a sugerencia del párroco, inventa una artimaña haciendo que un perro cruce el puente.
El diablo no acepta la burla, se lleva al animal consigo y desaparece tirándose al río.
Se dice que el perro, un pastor maremmano, se aparece de vez en cuando paseando por el puente las últimas tardes de octubre: en realidad sería el diablo quien todavía busca el alma del capataz.
Los cuentos populares también afirman que en el fondo del río aún se puede ver el cuerpo petrificado del pobre animal.
n cambio, existe otra leyenda que está ligada a la vanidad de la joven noble Lucida Mansi, aterrorizada por la idea de envejecer y desesperada por la aparición de la primera arruga en su bello rostro. Caminando por el Ponte della Maddalena conoce a un chico que le promete treinta años de juventud a cambio de su alma.
La noble acepta, pero el joven era en realidad Lucifer disfrazado, que después de llevar a Lucida al punto más alto del puente le revela su verdadera apariencia y la lanza a las aguas del Serchio.
Curiosidad: el puente del diablo no existe solo en Borgo a Mozzano, esta definición se utiliza en numerosos puentes de Europa y del mundo, así definidos porque sus estructuras se consideraban tan complejas y atrevidas que solo podían construirse por artimañas diabólicas.